
«No es no»
Esta noche, Àlex Fontelles de Fontelles Abogados da su testimonio como abogado laboralista experto en acoso sexual. El «30 minutos» de hoy ha recogido el testigo de Jessica, Mariona, Sandra, nombres ficticios que han sido víctimas de acoso sexual en el trabajo. En el artículo de hoy abordamos uno de estos temas relevantes en la empresa.
Las empresas con el deber de evitar el acoso sexual en el trabajo
Si has sufrido o tienes constancia de acoso en tu empresa ya debes saber que según la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, se especifica en el artículo 48 que las empresas tienen el deber de evitarlo:
‘Las empresas deberán promover condiciones de trabajo que eviten el acoso sexual y el acoso por razón de sexo y arbitrar procedimientos específicos para su prevención y para dar cauce a las denuncias o reclamaciones que puedan formular quienes hayan sido objeto del mismo.’
“No es No” acoso sexual en el trabajo
El acoso sexual puede verse como una variante del acoso laboral. De hecho, muchas veces una situación de acoso sexual acaba convirtiéndose en acoso laboral al no acceder la víctima a las pretensiones del acosador.
Es decir, se inician las proposiciones deshonestas y al no consentir la víctima, el acosador – que suele tener una posición preeminente en la empresa- una vez convencido que no tiene nada que hacer, empieza a tomar las represalias propias del acoso laboral (marginación, vaciado de tareas, ignorarle de reuniones, hablar mal de él a otros compañeros para que le hagan el vacío etc.)
Hay que partir de la idea que el acoso sexual en el trabajo lo es en cuanto el acosador quiere hacer valer su posición de fortaleza respecto a la víctima. Y no necesariamente es porque sea su superior directo: también puede ser un compañero de la víctima pero que tiene más ascendencia sobre el resto de personas -ya sea porque tiene más antigüedad, porque es muy respetado, porque tiene el favor de los jefes…- o en cualquier otra situación en la cual la víctima pueda percibir, siquiera sutilmente, que si no accede a las peticiones podrán haber represalias.
Represalias en la empresa
Estas represalias pueden ir desde el despido hasta el provocar su aislamiento, pasando por idear calumnias con el fin de crear un entorno hostil para la víctima.
Debe tenerse en cuenta que las represalias no tienen necesariamente que ser reales: cualquier situación de acoso laboral ahonda en las percepciones psicológicas de la víctima, se juega con sus miedos e inseguridades, por lo cual el acosador empieza probando tímidamente y una vez tiene acceso a las dudas de la víctima, irá intensificando la presión socavándole la autoestima.
En cualquier caso, el objetivo es el mismo: que la víctima acabe cediendo a las presiones no desde la libertad de elección sino porque le sale más a cuenta acceder que afrontar las represalias, que pueden incluso no ser del todo ciertas: basta con que así las perciba.
Hay una fina línea entre el acoso sexual y las proposiciones honestas y consentidas entre personas adultas: el límite está en la incomodidad de la víctima, la constatación del acosador de dicha incomodidad y su perseverancia aún a sabiendas que su conducta es ofensiva y no deseada.
Programa «No es No» del 30 minuts de TV3
El reportaje de Esther Llauradó y Jordi Zorrilla explica el miedo de perder el puesto de trabajo, de ser culpabilizada o no creída por los colegas y la dificultad de conseguir testigos, hace que muy pocas mujeres lo acaben denunciando. Es más, la desigualdad de la mujer en el mercado laboral hace que el acosador, muy frecuentemente, tenga una posición jerárquicamente superior dentro de la empresa. Y el acoso es una cuestión de poder.
Groserías inadmisibles, tocamientos en partes íntimas y propuestas sexuales torpes y bajo presión, impunidad y un entorno que se ha acostumbrado a estos comportamientos.